Silverio Pérez Gutiérrez, figura del toreo, ídolo de la afición de México y Texcocano universal. El torero más querido del pueblo mexicano en toda su historia, no supo de rendiciones ni derrotas sino de tenaces victorias existenciales mediante el empleo de dos armas poderosas: sencillez y sentimiento.

 

Silverio Pérez, además de un gran torero fue un gran ser humano, capaz de reflejar la grandeza de su pueblo, enalteciéndolo. No obstante su popularidad jamás perdió su sencillez ni su fe en Dios ni en sí mismo. Silverio supo ser un hermoso testimonio de amor a sus padres, hermanos, esposa e hijos, amigos, compañeros y ciudadanos.